Veinticuatro horas puede no parecer mucho tiempo cuando consideras todo lo que necesitas hacer día tras día. Pero, ¿te has preguntado cómo algunas personas parecen tener el control de su tiempo, mientras que otras luchan frenéticamente contra él? La clave está en organizar tu tiempo y tu día, de manera que puedas cumplir con todas las tareas importantes y aún te quedes con tiempo para ti mismo.
Paso 1
Planifica con antelación. Haz una lista de tareas para el día siguiente. Incluye acciones que necesitas llevar a cabo en relación con el trabajo, el hogar, la familia, la vida social y tu tiempo personal. Desglosa los pasos en detalles. Por ejemplo, si “Planear la fiesta de Mike” es una de las tareas principales, descompónla en “Llamar y pedir el pastel,” “Enviar las invitaciones por correo electrónico,” “Hacer una lista corta de ideas para juegos.”
Paso 2
Comienza tu día temprano. Date suficiente tiempo para prepararte, atender las necesidades de tus hijos o familiares, dejar a los niños en la escuela, atravesar el tráfico y llegar al trabajo, o a donde necesites estar a tiempo. La clave para la organización es asignar tiempo suficiente, empezando en o antes del horario establecido.
Paso 3
Combina tareas relacionadas o similares. Intenta realizar varios mandados en un solo viaje. Por ejemplo, puedes hacer la compra, llevar tu coche a servicio, visitar a un familiar que vive cerca y entregar la ropa en la lavandería en un lapso de unas pocas horas. De esta manera, tendrás el resto del día para hacer todo tu otro trabajo. Ayuda si reservas un tiempo específico, periódicamente para los mandados, para que no interfieran con tu programación.
Paso 4
Planifica para eventualidades. Estas ocurrirán, y cuando lo hagan, ten un Plan B para reencaminar tu horario. No establezcas horarios muy ajustados sin espacio para maniobrar. Elabora un calendario que pueda adaptarse a los cambios, anticipando emergencias, eventos o desvíos como un niño enfermo, cancelación de citas o retrasos de tráfico.
Paso 5
Evalúa y realiza cambios en tu horario periódicamente. Si después de unas horas en la mañana te das cuenta de que estás muy desfasado, detén lo que estás haciendo y revisa tu planificador. Sé realista. Reajusta las prioridades para que puedas completar primero las tareas más importantes del día. No asumas más responsabilidades de las que puedes manejar, ya sea en casa o en el trabajo.
Paso 6
Entrénate para utilizar el tiempo “libre”. Hay algunas cosas que puedes tachar de tu lista de tareas mientras esperas en la consulta del médico, en la estación de tren o al esperar tu pedido en un restaurante. Haz una llamada telefónica. Revisa el correo electrónico. Evalúa un documento. Da los toques finales a una presentación. Practica ejercicios de respiración. Aprende a incluir estos momentos de tiempo libre en tu horario y haz un plan sobre cómo utilizarás esos minutos.
Paso 7
Usa un planificador. No importa cuán buena sea tu memoria y cuánto presumas de tus habilidades de organización, poner tu horario en papel facilita el seguimiento de tu día. Cuando ocurran retrasos inesperados, un planificador ayuda a reprogramar tu jornada.
Paso 8
Dedica tiempo para ti mismo para evitar el agotamiento y la monotonía. Esta es la parte que la mayoría de las personas olvida al organizar sus días. Cuando dividas tu tiempo entre trabajo, familia y mandados, asegúrate de incluir tiempo en el que puedas hacer algo exclusivamente para ti. Incluso si solo es dar un paseo de 20 minutos, tomar una siesta, ponerte al día con un amigo tomando café o leer un libro, a menos que te propongas añadirlo a tu lista de tareas, probablemente no encontrarás tiempo para hacerlo.