“Llamativo” es la palabra más utilizada para describir el hibisco, y con razón. Esta planta de bajo mantenimiento viene en todos los tamaños y colores imaginables. Aunque originalmente se encontraba solo en climas tropicales, ahora puede cultivarse en climas del norte hasta la zona cuatro (ver mapa de zonas en Recursos). Ya sea que la plantes como una planta ornamental, en el patio o en un seto, el hibisco prosperará con las condiciones adecuadas.
Paso 1
Considera tu clima al comprar una planta de hibisco. Mientras que el hibisco tropical no sobrevive a una helada fuerte, puede cultivarse en un patio y llevarse adentro durante los meses de invierno. Consulta la etiqueta de la planta al comprar tu hibisco para asegurarte de que sea el tipo adecuado para el propósito que tienes en mente, ya que el tamaño del hibisco puede variar desde un arbusto de 60 cm hasta un árbol de 2.4 metros.
Paso 2
Planta tu hibisco en un área soleada y bien drenada que esté resguardada de vientos fuertes. Aunque los hibiscos disfrutan de un poco de sombra, más de ocho horas de sombra al día limitarán las flores y el crecimiento. Los hibiscos no crecen bien en arena o arcilla, pero estos suelos pueden enriquecerse con tierra vegetal y materia orgánica para hacerlos más viables.
Paso 3
Excava un hoyo que sea el doble de ancho y profundo que la maceta de la que proviene tu hibisco. Retira la planta de la maceta y desenreda suavemente las raíces antes de colocarla en el hoyo.
Paso 4
Mezcla materia orgánica, como compost, en la tierra que cubrirás con el hibisco. Presiona la tierra firmemente alrededor de la base.
Paso 5
Riega bien tu trasplante para asentar las raíces en la tierra y eliminar cualquier aire que se haya acumulado en el suelo. Para mantener tu hibisco, riégalo abundantemente dos veces a la semana. No dejes agua estancada en la base de la planta.