Has conseguido tu primer trabajo, y una vez que la emoción se calma un poco, te das cuenta de que no tienes ni idea de qué ponerte en tu primer día de trabajo. Aunque los códigos de vestimenta pueden variar según el tipo de empleo que tengas, hay algunas reglas probadas sobre lo que no debes llevar. Haz un recorrido por tu armario y aparta cualquier prenda que sea un error de moda para el atuendo laboral.
Paso 1
Empieza por la parte superior y trabaja hacia abajo. A menos que se te haya indicado específicamente lo contrario, las camisetas y los tops son un rotundo no en el lugar de trabajo. Lo mismo ocurre con las blusas que muestran tu escote o el abdomen: el busto y los ombligos son un error.
Paso 2
Mantén tus faldas a una longitud razonable. Aunque no tienes que cubrirte los tobillos ni las rodillas, no deben estar más arriba de dos o tres pulgadas por encima de la mitad de tu rótula. Asegúrate de que el estilo sea formal en lugar de extravagante. La idea es ser tomado en serio como empleado, no ganar un concurso de moda.
Paso 3
Deja los jeans en casa, a menos que tu jefe diga que todos los usan. Usa pantalones que no sean ajustados. Dale a tu cuerpo espacio para moverse y doblarse si es necesario. Si decides usar jeans, asegúrate de que estén limpios y sin agujeros o adornos.
Paso 4
Luce una cantidad mínima de joyas y evita todo lo que sea “excesivo”. Esto significa que no uses aretes colgantes ni montones de pulseras. Mantén las cosas simples. Si tienes más de un piercing en las orejas, usa pequeños pendientes y limítate a dos por oreja.
Paso 5
Cubre tus pies con un estilo apropiado. Las sandalias y las chanclas son un no-no, así como los tacones de más de dos pulgadas. Opta por zapatos que cubran tus dedos, sin importar lo que haya costado tu pedicura. Usa zapatillas deportivas solo si tienes un visto bueno directo. Siempre elige zapatos que sean sobrios en lugar de que griten para ser notados.
